diumenge, 6 de setembre del 2020

LA ESTATURA COLOSAL DEL CRIMEN DE UN POEMA TUERTO

 


LA ESTATURA COLOSAL DEL CRIMEN DE UN POEMA TUERTO


Estos son tiempos extraños,
llueve arroz en el solsticio de mis caderas,
con los ojos tan dormidos a estas horas
que no acaban de acostumbrarse a ahorcar los sueños
ni a desaparecer
en lo imposible de una transparencia acuática.

Hay cortinas de tiempo en los pasillos
y escaso oxígeno en las costillas del sepulturero
que no olvida a nuestros antepasados
disolviendo en té
la condena de haber estado vivos.

Pero yo tengo preparado un verbo inútil
que ha desertado ya de todos los padrenuestros,
y espera escondido entre mis líneas apilables,
para pasar de puntillas por las nalgas satisfechas
de este ciclón desnudo, que será quien finalmente,
autografíe la estatura colosal del crimen
de este poema tuerto.

Los cadáveres han empezado a cantar
y el invierno ha envejecido demasiado,
llegará el día en que nada evitará que te asesine
y cave una fosa donde poner a dormir
la piel de tus caballos de miles de cabezas.


Poema perteneciente al poemario "No hubo apenas mar en el desnudo de tus ojos" galardonado con el VIII Premio de poesía Leonor de Córdoba en 2009

 

diumenge, 30 d’agost del 2020

UN MUNDO DE BORRASCAS




Este mundo en cueros no tiene sombra,

el vacío parado

sobre el dolor de sus deformidades

parece una antorcha ciega,

mortal y pesada

como la luz cuando muere.


Oscurezcamos las esquinas del aire,

cavemos hondas lunas de aceite y tierra estéril,

que los pájaros expriman cada gota de nube

y se derramen, traspasados,

abiertos sobre el golpe,

amanecidos de colores cóncavos.

Hagamos inclemente

el duelo amargo

entre el borrador del mar y el óleo de los peces.


Que la sangre

me devuelva una mirada

indivisible de la ceniza de mi cuerpo,

ruidosa como un parto, inmortal,

semejante a la anchura de la noche,

para que pueda nombrar

las vértebras de un mundo vestido de milagros,

un mundo de borrascas, confidencias

y demás humanidades.

 

 

  Del poemario El infierno a tan solo diez mil metros de altura, en construcción.

dijous, 16 de juliol del 2020

TENDREMOS QUE INVENTAR OTROS PECES (del trabajo musical IUBARTA) y tres audiciones-composiciones de Federico Gallego Ripoll

TENDREMOS QUE INVENTAR OTROS PECES


En esta cárnica tierra, rezuma el mundo.

La enajenación se vierte cada noche
en la candidez de un cuello que es refugio, en la furia
vaginal de un pubis de plástico,
en una careta de cartón con lengua de pirata
o en la sombra mortífera de una palabra de amor.

Pero esta vez seré cicatriz y arena,
porque ya no hay mascarón, ni buque ni puerto.


Ahora tendremos que inventar otros peces
y nadar incertidumbres.



HAUREM D'INVERTAR ALTRES PEIXOS


En aquesta càrnica terra, regalima el món.

L'alienació llisca cada nit
per la candidesa d'un coll que és refugi, per la fúria
vaginal d'un pubis de plàstic,
per una careta de cartró amb llèngua de pirata
o per l'ombra mortífera d'una paraula d'amor.

Però aquesta vegada seré cicatriu i sorra,
perque ja no hi ha mascaró, ni vaixell ni port.

Ara haurem d'inventar altres peixos
i nadar incerteses.




Poema que acompaña el artwork de "IUBARTA". Mi último trabajo musical (Theremin, Koshis y voz) grabado por La Náusea Rec. 2020

(Descarga gratuita del disco AQUI)


  

 

 

 

 

FEDERICO GALLEGO RIPOLL: Iubarta Marian Raméntol 2020 (Tres audiciones)


I

Contraponer tu música animal al ruido de la calle. Sólo vivimos para el ruido. Las ciudades son un inmenso almacén de ruido. En tu música yo atiendo al penetrante, abismal, intenso bramido de la tierra profunda que atraviesa la densidad del mar y aflora buscando una atmósfera (sin oxígeno), ese animal inmenso que es todo el sufrimiento de la tierra. Huye el agua que somos, hacia su origen. ¿Qué sobrevuela esa superficie rizada del mar denso, marrón oscuro, calostro, ova, sargazo? ¿De qué hemos de protegernos, ya ofrecidos sobre el ara del sindiós de todos los planetas? Más allá de la muerte, más acá de la muerte, ¿cuál es nuestra sustancia, en qué permanecemos?

II

En el sonido de la vida cercana tu música aquieta al sol de la tarde que trepa por el muro buscando la libertad. Animales inmensos nos contienen, nos alzan en tu música hasta donde el tejado se cree alcanzando el azul. Los niños juegan en el patio contiguo. Golpean las baldosas con su pelota roja, mientras el colosal quejido nos divide por sílabas, fonemas, poliedros absortos que gimen sobre la inmensa giba del planeta. Los geranios suenan al caer, sus pétalos pequeños desprendidos. Suena el alma del gatito muerto que asciende en la mirada de la niña que no entiende esa inmovilidad invertebrada. Barre la madre las hojas en el patio mientras nace hacia dentro un unicornio en el vientre infinito. Alguien bate huevos. Alguien bate estrellas. Reza la niña por su gatito muerto mientras arde el volcán en la profundidad de todos los océanos.


III

En el silencio el gris profundo crepita. Campanas alzan luz desde el añil opaco de la arena. Tensa granate la voz el arco, se lanza como el último gesto de un dios arrepentido. El espacio es denso como miel congelada. La punta de la flecha se abre en abanico. Nada indemne. Cada fin de los tiempos alumbra un tiempo nuevo, somos testigos de la tormenta previa al próximo diluvio: rocas, sangre, agujas. Crecerán las agujas hasta ahogarnos de agujas. Crecerán las agujas hasta plisar el borde de las nubes. Crecerán las agujas hasta que no se escuche nada, hasta que nadie quede para escuchar la nada. Sólo desasosiego: ¿supervivencia? Quien se queja es quien fuimos, porque no hay nadie ya.




Tu música es el mundo descosiéndose.

(Federico Gallego Ripoll)
23 de julio de 2020

dilluns, 23 de setembre del 2019

LAS FÁBULAS SON MÁQUINAS MATERNAS





Me morderé las manos
para tocar tu puerta de mentira
e imaginar calles azules cada vez más orondas
devorando fábulas, esas que en realidad son
máquinas maternas que se cuelan en los buzones
a parir venenos, magias y olvidos
con la ansiedad del secuestro.

Esperaré siempre los misiles,
esas esquirlas que tu nombre arroja al pronunciarse
agrietando el cielo para luego zurcirlo
con pestañas de mazapán y cafeína.

Esa es mi promesa de colores
para que oficies todos mis nacimientos,
espero que no te importe que la formule el día
en que se celebra el funeral del arco iris.


Marian Raméntol

dimarts, 20 d’agost del 2019

LA TILDE SE HA PERDIDO EN LA BOHEMIA

(Fuente originalde la fotografía: www.unostiposduros.com/paginas/histo14f1.html

Voy a ponerle nombre a una sonrisa.

A esa,
a la que he visto columpiarse, más de una vez,
entre los dedos de una tarde entrada en años.

Porque es insuficiente saber contar las letras
que hacen noche en lo indecible, pero no saben a mar,
y caminan luciendo sus vientres como bombas.

Ya no nos queda tiempo
para jugar al póquer con la memoria,
la tilde se ha perdido en la bohemia,
y sólo queda un lugar urgente para el beso.

Démonos prisa,
antes de que a alguien se le ocurra
nombrarte antes que yo.


Marian Raméntol.
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Este poema pertenece al libro Duología Poética, que comprende en sí mismo dos libros distintos, Un Blues no es suficiente razón para morir, y Pretendo que una Guerrila de Poemas ataque de improviso el ático de Dios. El poema "La tilde se ha perdido en la Bohemia" pertenece al primero de ellos, galardonado con el Primer Premio Nacional de poesía Antero Jiménez 2006 (Jaén), y fué publicado por Ediciones Atenas en el 2008.

divendres, 17 de maig del 2019

¿PUEDE UNA NOCHE EN FA, HERIR DE MUERTE AL ARCO IRIS?



¿en qué momento me dejé caer sobre el sofá?,
en el preciso momento
en que una bandada de pájaros videntes
se posaron sobre mi ventana.
Roberto Cantele.
¿Puede una noche en Fa,
herir de muerte al arco iris?

Puede.
Basta con resbalar por los tejados
con palabras de fuego entre las cejas.

Importa poco que la voz
dedique las tardes de los viernes
a jugar a las canicas
o que emplee el resto de su vida en el exilio
-habitación de dos por tres-
con un saxofonista en paro
que sólo sabe amar
bajo lunas de alcanfor.

Poco importa, o quizá nada,
mientras nos queden veinte dedos entrelazados
a punto de ser dinamita.


Marian Raméntol

divendres, 9 de novembre del 2018

POR QUÉ ES NECESARIO EVITAR AL NÁUFRAGO





POR QUÉ ES NECESARIO EVITAR AL NÁUFRAGO

Con la piel arrodillada,
la respiración respeta el toque de queda
en esa zona de carga y descarga para besos decapitados,
una muleta urgente
arrepentida
hermana de la culpa que desborda puertas y ventanas,
sujeta a una mujer desnuda
que alarga los pasillos del deseo
y desparece entre azulejos repetidos.

Como en una cuerda floja
que cuelga a millones de kilómetros del suelo,
las calles reciclan los colmillos
a la espera de la humedad del desconcierto,
sus arterias viven de olvidos, mortajas
y la huida permanente de violines.

Las alcantarillas reprochan el pudor a las aceras,
secas, viejas, hondas,
no entienden por qué es necesario evitar al náufrago,
los vientres mojados de miserias
y el ahogo de todos los juguetes y lagartos
que siempre van de paso.

En este silencio que no es mío
hay lunes demasiado adultos
como para negar el dolor en los ojos ya ciegos.

dilluns, 27 d’agost del 2018

LAS PALABRAS QUE ACUDEN SIEMPRE AL FUNERAL DE MIS ESCOMBROS

NOTA: No adjunto fotografía ninguna habida cuenta de las quejas recibidas sobre el uso indebido de imágenes (obtenidas de internet y libres dederechos, en principio, puesto que no decían lo contrario) ilustrando mis poemas. Para no establecer polémicas, y dado que soy tremendamente respetuosa con el trabajo de todo artista, me abstendré a partir de ahora, de difundir  obra ninguna que no me pertenezca.
Si algún artista desea prestarme su obra para acompañar al poema en cuestión, estaré encantada, a lo mejor me planteo hasta la publicación final conjunta de la obra resultante.




LAS PALABRAS QUE ACUDEN SIEMPRE AL FUNERAL DE MIS ESCOMBROS

Muere el tiempo en esta orilla,
cuando el dolor pare relámpagos
como deserciones jadeantes
que sueñan con la musicalidad de una boca
apretada y diligente.

Se precipitan los matices
en las encías hastiadas de belleza,
deshabitados de horizontes
descienden por los márgenes lunares.

Vacíos de toda marca angelical,
de toda promesa volcánica,
estacionan su heroísmo en la renuncia.

Fenecen  mis pómulos
mientras mis uñas dibujan semillas en la pared,
la piel de esta noche
muere conmigo, con los colores
y con el delirio dulce del horror
ciñendo mi vientre.

Esa es mi prerrogativa,
la clandestinidad de cuanto escribo
al borde del declive, el amor iluminado
en la frontera vigilante de las palabras
que me viven, que me rompen,
y que acuden siempre al funeral de mis escombros.


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Poema de mi próximo libro: En el Soliloquio de mi cuerpo.

diumenge, 8 de juliol del 2018

EL REFLEJO ENFERMO DE LA LUNA






EL REFLEJO ENFERMO DE LA LUNA

Todas las flores son dignas de un ataúd.
Félix Francisco Casanova

La tarde es grotesca
cuando el sol se inclina,
jorobado y moribundo,
para llorar por los zapatitos de charol
que, antes de cada suicidio,
juegan en los charcos
a cazar el reflejo enfermo
de una luna maloliente.

La historia se repite, el cielo sale a pasear
y juega a las gomas con la primavera
hasta que el mediodía levanta la voz.
Entonces las esquinas carnales
ya no pueden esconderse,
el pudoroso oxígeno nos insulta,
y todo sucede en el minuto exacto del hervor,
cuando el corazón sabe a puerto rancio.

Se enquista el letargo en la ciudad.
Con bloques de silencio retorcido
cobran volumen las alcantarillas,
y con esa musicalidad alcohólica
que hace bailar a las farolas,
llegan
los ladridos,
los besos,
los ojos hinchados de mundos de cartón,
los lagartos y las grietas,
y llega la muerte embarazada de mí
al lugar donde todas las flores
son dignas de un ataúd.



Después el día se acalambra.



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Poema integrante del libro en construcción EN EL SOLILOQUIO DE MI CUERPO.

dimarts, 3 de juliol del 2018

UNA DESPEDIDA EN LAS PESTAÑAS, del poemario "El Insomnio de los verbos cansados"


Fotografía de Cesc Fortuny 
incluida en el libro "El insomnio de los verbos cansados"



UNA DESPEDIDA EN LAS PESTAÑAS

He abandonado mi nombre más rentable.
He abierto la habitación de aceite
donde mis hijos sorben plegarias,
azulejos reciclados, nombres sin armadura
y se abrazan al residuo de la vigilia
para evacuar las palabras olorosas,
 y los panes de sol y lluvia.

Yo les enseño
que en el interior de mis ciudades,
el pezón hace malabarismos
sobre la enfermedad de un desnudo, sobre los labios
flacuchos del viento, sobre la humillación amplificada
de mis manos, y que, de vez en cuando,
consigue imitar la saliva del otoño,
el idioma del muro, la arteria lanzada sobre el mar,
una despedida en las pestañas,
o la altura exacta donde el destierro
tiene el mismo grupo sanguíneo que mi horizonte.

El problema vendrá
cuando aprendan demasiado y me conviertan
en círculo herido, en urna de sal, en el lienzo
menstruado sobre el vientre,
y me dejen
definitiva y oxidada
sobre una tarde inédita.


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De mi último poemario "El insomnio de los verbpos cansados" La Náusea Ediciones 2017.

Descarga gratuita en:
http://lanausea2000.blogspot.com.es/p/ln-ediciones.html

dissabte, 2 de juny del 2018

TAN BREVE RESULTA DEFINIR MIS DESEMBOCADURAS




TAN BREVE RESULTA DEFINIR MIS DESEMBOCADURAS

Tan solo necesito un estante
para alojar la palabra,
un par de centímetros
en los que ordenar el desove del lápiz,
los diques siniestros, las penitencias
atadas al lomo de mi humanidad.
Tan sólo un pequeño espacio
donde disponer los continentes,
el prototipo de mis nombres, el borrador subrayado
de los huesos que me escoltan hasta el frío.

Tan breve resulta definir mis desembocaduras.
Apenas un par de cubiertas inestables,
de solapas nerviosas, con la tripa sin hilvanar,
poco más
que un rincón en el que rehusarme
en la intimidad de una lágrima,
poner  a salvo mis imperfecciones,
esconder  los tartamudeos de mis pupilas
y sorber su espinosa enajenación.
Sí, tan sólo preciso un lugar nebuloso,
un pequeño islote donde adjetivar mis trincheras,
y amansar a los fantasmas
cuando vuelven de la nieve.

M. Raméntol

divendres, 13 d’abril del 2018

Emilio Aparicio se adentra en "El insomnio de los verbos cansados"

Mi amiga y poeta F Poet Bea me pasa el poemario “El insomnio de los verbos cansados” de Marian Raméntol. Leo pues...

A Marian la conocí, allende el tiempo, en un foro de poesía en la red. 

Ahora tiene libro -yo no-. Y pienso: una reseña (crítica) de poesía es la distancia que va entre quien escribe algo y el que no escribe nada; y en sentido unidireccional, entre lo que el reseñista intuye debe ser tal cosa estética, y el vacío que genera en su ánima el hecho mismo de no haber conseguido sintetizar, en parte alguna, aquello que preconiza en su teoría. O sea, que quién soy yo para...
Tengo a Schelling, a Hegel y a Kant en las estanterías, y algo me dice que estos hablaban de estética en esos libros tan..., adiposos; pero uno, que se sabe un simple recluta del tiempo, se conforma con aquello que decía Ortega: “Qué cosa tan maravillosa la espontaneidad”(sic). Entonces…
Tras leer a Marian pienso: no se va a Compostela por nada, sino que se va a redimirse con su estética y con su mística (concretamente se va a ver su catedral. Y ahí, el maestro Mateo, tiene mucho que decir).

La cosa va –la analogía va- de que a mí, "El insomnio de los verbos cansados", no es que me parezca un poemario románico en su composición, sino, simplemente, que se me antoja - que me evoca, más bien-, la manera de cincelar del viejo maestro cantero, hasta conseguir un estilo perfectamente definido en sus formas, cualesquiera que estas sean…

Aquí no hablamos de un tiempo histórico concreto, sino de cincel (pluma); del duro esfuerzo vital y tensión neuronal, para que de la duramadre que protege y separa la nervadura de la forma, se pueda y se sepa extraer la esencia poética, que a mi modo de entender se parece bastante a esta edificación catedralicia. 

Pero una catedral es siempre una forma general de arquitectura, si la observamos en sentido diacrónico, es decir, sin necesitar un tiempo histórico concreto donde fijar nuestras intenciones asociativas, sino, más bien, atendiendo a su evolución. 

Aquí lo que nos interesa es el icono monumental, aquello que nos permite la evocación simbólica de una estética lingüística determinada, que basa su evolución en un sentido arquitectónico rotundo, y que, Marian, consigue sincronizar en lo contemporáneo dejando diáfana, de alguna manera, la nave central del tiempo poético.

Pero eso es sólo el aspecto exterior que alberga una coloratura y un tono también asociativo, pero sin pretensiones de rigor histórico. En su interior: polifonía de motete a varias voces, o madrigal; no estoy seguro…

Pocos silencios hay - quiero decir, que no hay mudez de la voz poética en el sentido peyorativo-, sino voces superpuestas y armónicas que resuenan sobre los pilares y bóvedas de la suntuosa catedral.
Dejo, ya, la analogía, aunque sigue perenne mi lectura, Beatriz, en el interior de la iglesia (poemario) que Marian ha construido. Escritos aquí mis pensamientos, imagino, sin embargo, no están sobre el papel, sino deslavazados en mi cabeza, como a un feligrés sentado en su banco al que le imponen el silencio, mientras escucha, contradictoriamente, y como contraste, esta suntuosidad Mariana, este Stabat Mater a lo Raméntol…

Emilio Aparicio

divendres, 19 de gener del 2018

LA ÚLTIMA PISTA AZUL DE TU ESCONDITE


LA ÚLTIMA PISTA AZUL DE TU ESCONDITE

El mar tiene las manos largas
cuando me orquestra la vida,
la llena de conchas, la pudre cuando
intenta atarme el pecho y subastar
los peligros que me definen orgánica.

Lo veo venir, con toda la exactitud
mojada en los labios,
llovido sobre mí, sobre los restos
de esta orfandad que me llaga,
supurante de instintos yermos,
de ojos como eslabones marítimos
que me encadenan
al último día, a la última
pista azul de tu escondite.

Me deslizo entonces
por todas sus capas de agua, por el tacto suspendido
en la sal del mayor de los desastres.

Abandono el aire, me disuelvo,
y te abrazo nuevamente muerta.




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De mi último poemario "El insomnio de los verbpos cansados" La Náusea Ediciones 2017.

Descarga gratuita en:
http://lanausea2000.blogspot.com.es/p/ln-ediciones.html

dimarts, 25 de juliol del 2017

Acróstico de Omar Crosa sobre versos de Marian Raméntol

Regalos que son joyas, lectores que son regalos, y mi gatitud siempre, siempre.
Gracias Omar Crosa por tanto mimo y cariño.

PUEDE QUE EXISTA EL INFINITO SOBRE LOS LABIOS


Para Marián Raméntol Serratosa,
reconstrucción, con su propio verbo,
homenaje leal por dedicarme este poemario.


Palabras salvajes garabatean el absurdo, para dolerte más, desde la soledad de los muros.
¡Recuerda que tenía que decir algo significativo recubierto con vinagre de frambuesa!
Intentando ocultar la próxima muerte he pagado con mi nombre el peaje del infierno:
Mi pasión por la boca del abismo mientras subo despacio por las resonancias de mis nombres.
Abrigado tantas veces por la luz del cartón a tan solo media esquina de la próxima farola
Renuncio a la vida mientras crezco robando un pedazo de luz al mundo y en un intento loco,
Infinito, perfecto y con la sangre cansada, quisiera desaparecer verde y tranquilo.
Al final de cada estrofa me quemo, ardo mientras me hago inacabable abrazado al vacío
De la soledad desamada, esa que hiere el lagrimal y revienta la respiración hecha hematoma.
El dolor repta por los trapos que guardan el invierno en el escote de los pronombres indecisos
Con los que suelo amordazar la lluvia, mientras montan a horcajadas sobre el poema.
Intento asirme, clandestino, al final de la frase, con el aire encadenado al luto de las venas,
Sin poder encadenar mis ausencias en el calendario: una profundísima raja en el delta del aire
Invertida y lóbrega sobre el azul del sueño: la posibilidad de mi boca me derrama
Vomitando los secretos empolvados de nicotina y malos humores, en el amor encendido de mis muertos.
A mi pesar, en el sabor ácido de la noche, brotaré primario, decisivo e inaprensible,
Emancipado de desapariciones y fantasmas, eximido de todos los puntos suspensivos,
Inmóviles y diminutos frente al desastre escondido en los márgenes, a solas con el mundo.
Nunca es tarde para zozobrar bajo el silencio o emanciparnos de la existencia en cada patíbulo;
Alguien pronuncia el liquen de mi sombra amansando el incendio que me anota,
Para morir encima mío y florecerme para la salvación, en diferido, por las venas del sol.
Roto por el talle y tan dilatado desde el vientre que me es imposible evitar la crucifixión,
El diafragma se contrae cuando envejece la noche y germino en los labios que verán mi muerte,
Navegando en las costas de ese marfil gastado que guardan las vísceras de los buitres:
Sospechosas de crímenes e incendios sobre la textura difícil de los sueños que no temen e
Impiden la hemorragia de los verbos que unos sobre otros cicatrizan bajo distintas lunas.
Blanco de esa región virgen del papel donde las palabras hacen voto de silencio,
La piel está quieta tropezando en el silencio y redonda cae de las alas, muere poco a poco…
En cada ejecución, en cada sepultura, puede que exista el infinito sobre los labios.

Omar Crosa

El poema "Puede que exista el infinito sobre los labios" pertenece al poemario citado en el acróstico "Primaria, decisiva e inaprensible"

Soy el aprendiz de poeta Omar Crosa. “Nacido en un lugar de Colombia de cuyo nombre no quiero acordarme” (del que fui desplazado –en brazos de mi madre y con escasos meses de nacido–, por hechos de intolerancia y violencia), en una fecha que “numerológicamente” me vincula, de manera inevitable, con “La Marca de la Bestia” –aunque no sé si reír o llorar por ello, puesto que según Ap. 13:18: “Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis” –.
Catecúmeno criado, en Jericó, Antioquia, y pervertido en sus institutos; exiliado voluntario en Medellín persiguiendo otros horizontes, hoy mi lugar de residencia –tal vez definitiva–; dos hijos como mis más refinados poemas; de profesión: “ninguna culminada” –cuatro comenzadas– y que, con el desempleo en el mundo, tampoco he echado en falta. Servidor asalariado en diferentes tareas y escritor frustrado que para curarse el virus de la amargura, inoculado por el “buen trato” de algún instructor que a puntapiés quiso aliviar mi “enfermedad por los diccionarios”, derivó en autodidacta practicante del ejercicio lírico.

dijous, 20 de juliol del 2017

Federico Gallego Ripoll se adentra en "El Insomnio de los verbos cansados"

Mi admiradísimo Federico Gallego Ripoll, con quien tengo en honor y el placer de compartir versos y palabras desde hace ya unos cuantos años, me ha emocionado nuevamente al hacerme llegar su mirada sobre "El insomnio de los verbos cansados". Una maravillosa "carta regalo", que con su permiso, os comparto, en el bien entendido de que al tratarse de un texto informal y espontáneo, su tono es, obviamente, familiar y cercano. 

Toda mi gratitud por el sentimiento con el que Federico abraza siempre mis andaduras azules, mis barrancos y mis charcos. 



Sobre "El insomnio de los verbos cansados"

>"No hay forma de emboscarse ante tu poesía, esa pura vorágine que desencuaderna cualquier buena o mala intención de entrar en ella como en una corriente de agua salvaje. No hay forma. Es como si de entrada lanzaras cuatro o cinco puñetacitos ajustados a la nariz del lector para dejarlo en ese estado de semiperplejidad que le convierte en territorio donde acontecen todas tus palabras. No, no hay forma. El lector (pongamos, yo mismo) que te conoce y te aprecia y te sigue y te espera siempre con expectación, cree conocer ya tus claves y se dispone marisabidillo a buscarte las vueltas, el andamiaje, el oficio, que sólo es bueno si no se percibe, y una vez más, se da de bruces con la realidad de que si hay un o una poeta capaz de desbordar todos los vasos, todos los mares, todos los grandes saltos, esa eres tú.

Se diría que "El insomnio de los verbos cansados" está escrito en estado de gracia, en un sonambulismo incontenible que te lleva a transitar por el borde de todos los alféizares y a nosotros contigo. Arrebatada y arrebatadora, la poesía te habita y te sobrepasa y te destroza y te reconstruye y te devuelve la inocencia que tienen las asesinas que matan por amor y los místicos que levitan y el estallido que aguarda paciente centenares de años en el vientre expectante del volcán. Pues eso, que no hay manera, ni forma ni camino de hallar tu espalda; todo es puro descaro, pura faz al viento, pura vocación de incendio o maremoto.

De vez en cuando cuelas una reflexión sobre la poesía como para que el lector (pongamos, yo mismo) se confíe y piense, “Bueno, ahora Marian se va a poner reflexiva y nos va a confiar la senda del secreto”, pero no, se trata sólo de una pausa para recuperar el resuello y volver a lanzarnos en pleno pecho una andanada de amor y de tragedia, de “luz aduanera” que se cobra a precio de oro cada mirada, cada leve desguarnecimiento del corazón. Y es que (“todo tú en un preámbulo”) cada poema preludia el territorio de lo que pudiera ser la batalla definitiva en la que, tras vaciar tu aljaba de palabras, empiezas a disparar flechas formadas con retazos de tus propios músculos, flechas de ti, carne, tendones, huesos, flechas que silban en el aire repitiendo la letanía de todos tus amores hasta herirnos de vida y de desastre en el centro del corazón.

¿Cómo obviar tus “manos de onda corta”, tu “declinar amapolas”, la “luz obrera”, los “gritos que se dejan tocar”, “el olor a lejos” y los centenares de cristalitos azules que habitan tus poemas? Es muy difícil salir de ellos, salir de ti, Marian Raméntol, muy difícil. En tu poesía se mezclan todos los licores: la resaca se vuelve interminable y deseada, sutil perversión. 
Todos tus libros continúan girando en torno a mi cabeza, orbitan buscando el momento exacto de atacarme entre dos parpadeos, cuando rendido al alba confundo mi locura con el sonido del despertador y la ducha inmediata y la calle y la gente. Ahí están, Marian Raméntol, insumisos, irredentos, irreverentes, libres, ocupando la nada en la que habito sin querer aquietarse en los estantes.

Hay poetas que nacen para estar siempre de pie, siempre danzando, siempre caminando por la orilla del mar mojándose los bajos de la enagua. Y tú entre ellas, entre ellos, Hécuba siempre arrastrando contra toda pared la muerte interminable de cada palabra dicha, de cada hijo que se nos aleja para ser ya de todos, sin posible regreso.

Cada nuevo libro tuyo me obliga a la relectura inevitable de los libros anteriores, para alcanzar a través de ellos la velocidad adecuada para recorrer los nuevos laberintos sin renunciar al instinto de altura. Así “El insomnio de los verbos cansados” que me va a acompañar durante mucho tiempo, “la boca en llamas”, porque tras las lecturas plenas ha de venir esa otra lectura, que tanto me gusta, de recortar frases concretas, metáforas sorprendentes, que justificarían por sí solas la edición de cada uno de tus poemas. Tu riqueza comunicativa sigue siendo igual de brillante, pero hay un tempo más controlado que permite recibir a cada daga con la lentitud que todo gesto vital y mortal merece. La contención en el ritmo permite una lectura más plenamente eficaz, porque aunque la creatividad se mantiene en el mismo alto nivel que tus libros anteriores, aparentemente se entrega con mayor esfuerzo por contener el brillo, la sorpresa, lo que redunda en una lectura más completa y compleja de tu poesía, como con más facilidad para asimilar cada imagen sin que una nueva venga antes de tiempo a interrumpir el estallido de la previa. En tu poesía “se nos escribe, se nos confiesa y se nos calla”, la interpelación es continua porque tus palabras sirven de acicate a nuestra propia memoria, que responde de inmediato a cada propuesta tuya.

Un universo formidable y terrible, el tuyo, Marian, en el que estamos todos inmersos, como habitantes que somos del mismo miedo y la misma necesidad de esperanza que tú gritas a través de cada uno de tus poemas, hasta cuando los callas.

Un abrazo grandísimo, y toda mi admiración".

dijous, 8 de juny del 2017

EL INSOMNIO DE LOS VERBOS CANSADOS, nuevo poemario de Marian Raméntol

Su prologuista, Valentín Martín, advierte:

"Que nadie busque la mar en calma en un libro donde la poesía es agua escasamente beata y la interpretación de la paz quieta resulta tan imposible como que el aire se dé la vuelta. Estamos ante un manojito de olor a un mediterráneo tahúr que empieza con evocaciones acampadas en casa y donde el seno de la poeta acuna quizás una herida"


YA A VUESTRA DISPOSICIÓN, LIBRE DESCARGA!!

http://lanausea2000.blogspot.com.es/p/ln-ediciones.html


Edita La Náusea Ediciones.


Reseñas en:

Reseña de Beatriz Pérez Sánchez: (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
El insomnio de los versos cansados es una profunda meditación y diálogo con la muerte en la que se denota un trabajo profundo de los poemas tanto por la elegancia en la que se maneja el tema, como por el rigor en cuanto a esa voz tan desnuda que la poeta nos ha dejado en sus versos. 

Reseña de Marlene Denis:  (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
El insomnio de los verbos cansados no es más que el transcurso del tiempo implacable que, en cierta medida, permanece sobrio y estático en los aconteceres de una herida abierta que se resiste a los embates del mar. Toda su poesía es un oleaje continuo que reviste de algas y caracolas el recuerdo de la madre ausente: “Mis rompientes vigilan el funeral azul/por si tu blanda huella me responde…”
“No hay nombres para desconocerte/más allá del límite de la voz/que arroja por las nubes/la valentía de tus venas…” La madre es todos los nombres, inclusive detrás del horizonte donde la vida trasciende cualquier peldaño hacia la eternidad.

Reseña de Sarco Lange:(para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
El Insomnio de los Verbos Cansados es el libro más lúgubre, gótico y ancestral de esta iracunda y mágica poeta. Es un libro de la muerte cuando le da por resucitar. Es un libro donde las polillas son ángeles. Un libro que anticipa lo que ya sucedió y que no fue bueno. Un libro de odio hacia el mar que le arrebató la mitad de la vida. Un libro que aborrece y ama las maternidades del mundo entero. Un libro teñido de rojo. Un libro mayor.

Reseña de Omar Crosa: (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
Un poema no suele decir la verdad de nadie; un verdadero poema suele contener todas las conformidades que todos y cada uno de sus lectores forman en la mente; por eso invito a quienes sueñan con el éxtasis de contemplar la belleza y disfrutar lo sublime, para que En un capítulo de ternura clandestina puedan tocar el grito  y vivan, el sueño de los verbos fortalecidos, de la manera singular que cada uno pueda.

Reseña de Jesús Ávila Zapién: (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
La poesía de Marian, desde sus inicios (“Hay un área de descanso un poco más abajo de mi vientre”; y “Duología poética”), es una poesía sagaz, inteligente, que desanda lo andado para erigir su peculiaridad, orquestada tanto en un plano conceptual como concreto de la subjetividad sensible; coexistencia inarmónica que, paradójicamente, hace del inequilibrio el eje de tensión semántica que la resuelve con sobrada pericia, en virtud de su propio vuelco de penetración poética.

Reseña de Juan José Romero Montesino Espartero (Terly): (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
La poeta, refugiada en su dolor, goza, se recrea, disfruta de él para mostrárnoslo como algo hermoso y éste es  el cimiento sobre el que edifica toda su obra y su verdad poética.
¿Qué por qué recomiendo la lectura de este poemario? Pues sencillamente porque en estos tiempos de tanta e insoportable materialidad, Marian Raméntol Serratosa nos hace soñar sin tratar de dirigir ninguno de nuestros sueños.

Federico Gallego Ripoll:  (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
Se diría que "El insomnio de los verbos cansados" está escrito en estado de gracia, en un sonambulismo incontenible que te lleva a transitar por el borde de todos los alféizares y a nosotros contigo. Arrebatada y arrebatadora, la poesía te habita y te sobrepasa y te destroza y te reconstruye y te devuelve la inocencia que tienen las asesinas que matan por amor y los místicos que levitan y el estallido que aguarda paciente centenares de años en el vientre expectante del volcán. Pues eso, que no hay manera, ni forma ni camino de hallar tu espalda; todo es puro descaro, pura faz al viento, pura vocación de incendio o maremoto.

Mª Pilar Blanco Unzué: (para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
Y  bien cerquita del ciclón de anónimas humedades,  discurre plácida una suerte del tan cantado “vivo sin vivir en mí” teresiano, solo que ahora, sin miramientos, la autora nos conduce  con mano certera, firme, segura,  a su terreno para  resolver en una espléndida oda a la vida donde absolutamente la muerte carezca de esquinas y acaso el augurio inalienable  sea  eso nada más: preámbulo  de todo un nombre  (sic pág 22)

Reseña de Emilio Aparicio:(para acceder al texto completo clicad sobre el nombre del autor)
"El insomnio de los verbos cansados", no es que me parezca un poemario románico en su composición, sino, simplemente, que se me antoja - que me evoca, más bien-, la manera de cincelar del viejo maestro cantero, hasta conseguir un estilo perfectamente definido en sus formas, cualesquiera que estas sean…

COMENTARIOS DE LECTORES INSOMNES QUE SÓN REGALOS:

Jordi Ricard:

"Entonces, aparece ella, la gran diva y madre de los "insomnes verbos cansados" para resucitar a una mano que ya andaba por un tiempo aquejada de una prolongada apatía "repasando batallas de entrepiernas a la espera del perdón de una "muñeca con pelo de luna" quizá una "noche de amable hemorragia" para "expiar la palabra hundida en la carne", "abandonada por el aire en un abrigo de difunta (permítaseme alterar la fraseología de este último verso a pesar de las comillas) mientras me precipito por un embustero cansancio de verbos y máximos engendros de complejísima natura, como quien sorteara inciertas semejanzas de vida que la muerte, en su boca, minimiza o desdora o relega a un ínfimo plano de opacidad suprema, cuya utilidad más digna, vale lo que vale un despojo sin origen ni raigambre, arrojado a la boca de una alcantarilla una fría tarde de lluvia en pleno hervor de urbe en vísperas de crepúsculo, paladeando una y otra vez poema tan hermoso como lo es "La Taquigrafía de la Muerte" con esa "acústica de las flores melodía fúnebre para las hadas" en un "amanecer que te nace estrangulado a la cintura" solo apto para "fotogramas de tristeza" entrevistos sobre el "oleaje de un costillar vacio" que no puede detener el "dramatismo de tu cuello" o "tu piel uni- lateral como sudario", "definitiva y oxidada sobre una tarde inédita", quien sabe si pendiente de "la venganza de los pronombres posesivos sobre aquellos que ya no aman ni mienten" y cuan felices, agrego yo, desde el otro lado de un margen entrometido "cuando llueve tarde sobre todos aquellos que no esperan ni lentitud ni presagio" "mas allá de la latitud del miedo", con "los pómulos de tristeza en la boca" y ese "olor a lejos que te llega desde el centro de la tarde" "cuando el día, a veces, no sabe cuando retirarse, cómo morir sin vomitar a un hombre" que tal vez se crea muy héroe practicando una inédita modalidad de surf suicida sobre las olas de fuego de esas imágenes que construyes quizá con el propósito de desquiciar no al más cuerdo sino al más valiente, haciéndolo padecer el deslumbramiento de las sugerencias de tus versos tan múltiples y multiplicables como "un montón de mariposas, con los colores abiertos, mordiendo la inocencia que nos queda" para llenarnos de valor con "la ceniza encerrada en los ojos" cual "ladrón de marionetas" con pretensiones de "subirse a la garganta del sol" "con la urgencia de todas las espumas" junto a la "palabra a- brazada al frio".
Y ya no sé si por aquí quedarme, eco vago o embustero de ese último verso tuyo citado, consciente de que "nada es suficiente y todo es excesivo" detenido ante el "rostro de un poema sin perfume..." en " el exilio de los nombres fusilados", o bien clavado en la "cicatriz del barro en donde se doblan los huérfanos del aire" y los hijos de la niebla terrena con algunos ojos en el cielo, o si tomarme un respiro involuntario con la "sonrisa líquida que me atraviesa la cintura", "allá abajo en donde huela más a sangre", cuidando de no caer en una "trampa para cucarachas traficantes de roció", "abultado y repleto de fluidos" por las "costas liricas de mis escalofríos" desde estos juegos con vocación de juegos infinitos "en cada rincon luminoso de este infierno" con media cara redentora con color de paraíso, "abultada y chorreante sobre un tiempo detenido" "entre el horizonte y la tormenta" "para que alguien nos perdone la vida" y tú me perdones esta tan larga e insoportable irreverencia a la que me he atrevido luego de una primera, voraz, impaciente lectura de estos setenta poemas (si fallo en la cuenta, también te pido me lo perdones) o tesoros de la locura más exquisita que solo pueden llegarnos de la mano de una diva como tú de la poesía, o de la otra poesía, para mí el regalo más grande y agradecido que ser humano pueda darme.
Siempre tuyo más allá del hoyo y las cenizas o desde los pies hasta el último cabello que contenga el cielo,
Jorge del oeste de Nueva York o Jordi Ricard que sería mi preferido seudónimo de guerra" .
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 Joan Sagués:

Leo, leo , leo y sé que leeré y estarás dentro y removeras de nuevo mis tripas. Ahí va un sudario, un trocito de ti en mí, un texto en forma de poema, un esconderme alrededor de tu sangre.

"Cuando una lápida es un lecho y el hecho es cereal y sombra.
Cuando un por qué es un dónde y un cuervo y un suspiro.
Cuando vivir es caminar preguntando a las camareras la dirección del olvido,
en un pueblo castellano cerca de un número primo
o en un suramérica dentro de un mapa, dentro de un celular, dentro de la barra de un bar,
dentro de, dentro, no sé si me explico.
Y la muerte es amor, y tu (por mí) un partenón, seco, viejo, con los dioses perdidos."
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divendres, 13 de gener del 2017

EN UN CAPÍTULO DE TERNURA CLANDESTINA

Marina Bychkova – Arte de Porcelana

EN UN CAPÍTULO DE TERNURA CLANDESTINA

Unos ojos de felpa hacen recuento,
repasan batallas de entrepiernas,
cuentan las veces que secaron un rostro bendito
y  lo acunaron despacio, con complicidad cereal,
en un capítulo de ternura clandestina.

Un cuerpo de trapo
puede regalar centímetros de amor,
puede aprender de las cigarras
y acompañar a la tarde en su mudez,
puede mirar por los pespuntes
y descubrirnos sabrosos,
horneados, con las hechuras tranquilas,
puede mirarnos dos veces y adelgazar la tristeza,
meterse en la cama y abrazar nuestros desembarcos,
aterrizar sobre silencios permitidos
que amoratan y pudren cualquier proporción.

Una muñeca con el pelo de luna,
puede venir hoy a perdonarme.


Marian Raméntol

dijous, 13 d’octubre del 2016

EL LUTO DE MIS DÍAS RECIÉN REGADOS


EL LUTO DE MIS DÍAS RECIÉN REGADOS 

El dolor silba por todas mis horizontalidades,

escapa desnudo de pájaros y melodías,
se agranda por la lentitud de mis huesos,
enciende su hermosura
infectada de crepúsculos y mece mi cobardía
en un intento de extraer la pureza
de su acto amoroso.

Pero el cuerpo se resiste,
espía la orfandad atravesada en los labios,
aprisiona el aire agotado en los balcones
y lo retrae hacia el depósito del pecho,
con los pómulos de la tristeza en la boca,
dispuesto a proyectar su nombre traslúcido
lejos del naufragio,
más allá de la latitud del miedo,
listo para reunir a la muerte
que convoca madrugadas y lanzarla
sobre la discordia de los colores, sobre el aceite
diluido de los corazones en conserva
y sobre esta enfermedad de escarchas
que suma apósitos amarillos
en el luto de mis días recién regados.

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Poema dedicado a todos cuántos defienden la no adjetivación en los poemas.
Yo contrariamente defiendo la adjetivación "ingeniosa" como necesaria.

divendres, 2 de setembre del 2016

DESNUDA SOBRE UN HORIZONTE ANÉMICO SIGUES ARBOLÁNDOTE

Foto: M. Raméntol

DESNUDA SOBRE UN HORIZONTE ANÉMICO SIGUES ARBOLÁNDOTE

Siempre te vistes de punto y final,
sales de ti misma para reconocer tus junturas
como si un viaje hacia los labios
fuera posible a ras de agua.

Saberte innumerable te hace más real,
vagamente perdida en el fulgor
marmóreo de los secretos que te dilatan,
respiras islas, mares suspirantes,
grandes porciones de luna, y descansas
sobre la tarde todo el peso del silencio.

Desnuda sobre un horizonte anémico
sigues arbolándote, como si este frío azul
no fuera a fallarte nunca,
como si la raíz del mundo
te anudase al bisbiseo de tu nombre,
al olor grave de este segundo seco
y su eterno parto.


Marian Raméntol

dimarts, 9 d’agost del 2016

ME AGACHO SILENCIO ABAJO



El Silencio de Marila Tarabay (Argentina) http://www.artelista.com/obra/9645160958163886-elsilencio.html



ME AGACHO SILENCIO ABAJO

A Jordi Virallonga Eguren

Afincada en las horas bajas,
donde los pórticos despiden a las sombras
demasiado maduras,
y el desmayo de las calles
se escribe en el último murmullo del estanque,
allí, en el rincón residual de una mirada,
extiendo los brazos
hacia el pecho ardido
de un sol innecesario.

Suspendida y entelada,
amamanto azules primigenios
mientras mi casa traslada su penitencia.

Deshago la boca arrastrada de la noche
para que el mundo no duela, para que
los hijos seniles no se arañen los pies,
jugando - con catástrofes de chapas torcidas-
a inyectarse el frío y a apuntar bien lejos,
con ametralladoras de leche rancia
y munición labial sin apetito.

Me agacho silencio abajo, muy abajo,
para que todo pase, pero no pasa nada.


Marian Raméntol

dimecres, 13 de juliol del 2016

EL MAR, LA MUERTE Y LAS ALUCINACIONES


Marina. Olas del Pacífico. Autor: Karen Quiñones Escobar (Chile)


EL MAR, LA MUERTE Y LAS ALUCINACIONES

El sedal tira de mi nuca y conmigo emerge
una colonia de letras deshidratadas
columpiándose sobre besos de esponja,
playas impermeables
sometidas a caricias blancas y lisas
en un mundo embalado y sin estrenar.

Emergen también los abrazos estrechos
y un montón de bocas
inclinadas para sorber excesivamente
el cansancio de la espuma.

Y en el fondo abisal del corazón
queda el inventario de los huesos,
los accidentes labiales
ensartados de párrafos simples,
la claustrofobia de las hojas sin firma,
el sedimento sanguíneo que va formando
poemas sin freno, palabras solubles
y delgadas, inviernos sin desenterrar.

En realidad, todo queda sumergido
en el morral de pesca, el substrato
acuático de mis manos, la apariencia
de este cielo flotante,
la gramática del dolor, el alma de hombros
encogidos, el cebo marinado de verdades infinitas,
el mar, la muerte
y las alucinaciones.



Marian Raméntol

dilluns, 11 de juliol del 2016

EXTREMADAMENTE NÁUFRAGOS




EXTREMADAMENTE NÁUFRAGOS 

El dolor se añade a sí mismo
y llora sobre mi lápida.

Un atardecer de manteca
se extiende sobre las rebanadas
de mis días oscuros,
y  todo se vuelve indivisible,
el sexo recién lavado y distinto
para cada muerte,
la pizca de sol que me queda
bien apretada en la nuca,
agua para el amor y para el odio,
sal para los nombres
extremadamente náufragos
que apenas alcanzan tu casa, tu vientre.

Todo se anuda en el séptimo escalón
de mi ceguera, en mi aplomo al ignorar
tu sabor desandado, la aceleración de tu huella
hacia el cero orondo y perfecto de un latido.

Todo se funde en ese crepúsculo inmenso
que deglute mi sangre y me nombra al revés,
entonces deseo tan sólo
desaparecerme,
despacio,
bajo tus alas muertas.



Marian Raméntol

dimecres, 15 de juny del 2016

ESE INSTANTE VORAZMENTE INÚTIL




ESE INSTANTE VORAZMENTE INÚTIL

Ya no puedo poseerte, no he vuelto
a desdoblar tus mañanas
en las pupilas inertes del día
ni en la demanda de las nubes
cuando penetran mis escondites,
no entreveo, en la resignación del sol,
tus manos infinitas.

Procuro inflamarme  
para atenuar el invierno de este mar perenne,
sigo buscando tu religión en mi silencio,
pero no hay abrigo en la altura del dolor, ni muros
suficientes para evitar la ceniza arrodillada,
el ácido capaz de empalidecer un pedazo de muerte,
ese instante vorazmente inútil.

Me pierdo
en la tragedia líquida de tu nombre,
floto sobre las horas y un peligro agudo
me roba el vacío,
unta mis labios con la piedad irreparable de la espuma,
ilumina mis suburbios con un aroma tan frágil,
que resulta un pobre talismán para mis fantasmas,
un acueducto torpe y mal intencionado,
donde dejarme evacuar
lenta e indescifrablemente.

Marian Raméntol