diumenge, 30 d’agost del 2020

UN MUNDO DE BORRASCAS




Este mundo en cueros no tiene sombra,

el vacío parado

sobre el dolor de sus deformidades

parece una antorcha ciega,

mortal y pesada

como la luz cuando muere.


Oscurezcamos las esquinas del aire,

cavemos hondas lunas de aceite y tierra estéril,

que los pájaros expriman cada gota de nube

y se derramen, traspasados,

abiertos sobre el golpe,

amanecidos de colores cóncavos.

Hagamos inclemente

el duelo amargo

entre el borrador del mar y el óleo de los peces.


Que la sangre

me devuelva una mirada

indivisible de la ceniza de mi cuerpo,

ruidosa como un parto, inmortal,

semejante a la anchura de la noche,

para que pueda nombrar

las vértebras de un mundo vestido de milagros,

un mundo de borrascas, confidencias

y demás humanidades.

 

 

  Del poemario El infierno a tan solo diez mil metros de altura, en construcción.