dilluns, 23 de setembre del 2019

LAS FÁBULAS SON MÁQUINAS MATERNAS





Me morderé las manos
para tocar tu puerta de mentira
e imaginar calles azules cada vez más orondas
devorando fábulas, esas que en realidad son
máquinas maternas que se cuelan en los buzones
a parir venenos, magias y olvidos
con la ansiedad del secuestro.

Esperaré siempre los misiles,
esas esquirlas que tu nombre arroja al pronunciarse
agrietando el cielo para luego zurcirlo
con pestañas de mazapán y cafeína.

Esa es mi promesa de colores
para que oficies todos mis nacimientos,
espero que no te importe que la formule el día
en que se celebra el funeral del arco iris.


Marian Raméntol

6 comentaris:

Santiago Bertault ha dit...

Buceando por el blog de Leo Zelada, encontre el tuyo el poema me encanta!
Saludos

Anònim ha dit...

no me importa :-)

Marian Raméntol ha dit...

Muchas gracias Rémora, Leo es un gran poeta, me alegro de que ambas compartamos la admiración por la palabra y su belleza.

Un gran abrazo!

Marian Raméntol ha dit...

Celebro que no te importe Neander, porque en los funerales siempre se llora a destiempo.

Un abrazo!

Anònim ha dit...

Todo se acaba.
Como la luz de la tarde, así la muerte termina su trabajo. Y poco queda, pues al final, los recuerdos se desvanecen cuando ya nadie puede evocarlos.
Tu trabajo es mi linterna.

Cesc

Marian Raméntol ha dit...

Tú eres mi linterna.... ese motor que jamás escupe voces roncas, ese pincel que crea a mi lado nuevos hilos de aire.... eso, y mucho más.

Marian.