dimecres, 28 de juliol del 2010

LOS LATIDOS JUGARON A SER MONITORES DE PUENTING


Cuadro cedido para este poema por su autor, el pintor Andres Rueda. Un recuerdo-Calahonda, Granada. 110x 110.




La palabra prefirió unas vacaciones en el Klimanjaro,
mientras mi faringe, le encargó a una agencia de viajes
que le diseñara unos días en un clima casi desértico.
Quería huir del mar, ni siquiera él, gabinete de sombras,
hubiera podido soportar un instante más el de la tuya.

Escogí el Sahara para que sus tormentas de arena
le taparan la boca a la extravagancia,
y que el deseo loco de antes de la deserción
quedara escondido entre los tesoros de la jaimas
y no pudieras acusarme de ser la culpable de tu olvido.

Ahora sólo queda poner en venta sus antiguos gestos.
Las muecas de la pena acabaron por desentonar en una casa,
donde se jugaba al escondite con las sonrisas
para hacerle un favor a ese rostro Art Déco
que había dejado de pertenecernos.

Las ganas se hicieron corredores de Formula Uno,
escogieron el intrincado circuito de tus ojos.
Equivocaron la dirección,
la renuncia no estaba acariciando la línea de meta
y bajo sus ruedas quedaron impresos,
como premio póstumo, los despojos de la prisa.

Los latidos jugaron a ser monitores de puenting.
Pero en cada salto, como nadadores sin estilo definido,
fuimos perdiendo poder bajo el abrazo del vértigo.

Y en la hora de ojos muy abiertos,
cuando la eternidad es reclamada por los orates,
la huella roja de tu ausencia
dejó bien escrito en el último vértice:
Sin ti, se me abortó la vida.

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Poema perteneciente al libro "Hay un Area de descanso un poco más abajo de mi vientre". Ediciones Atenas. 2006. Portada realizada por Rosa Buck.

11 comentaris:

roxana ha dit...

muy bueno! me gusto!
besito

Amando Carabias ha dit...

A veces es mejor la calma, si no se puede derrapar en la asignatura del amor.
Magnífico poema con imágenes actuales. Parece complicado o da un poco de miedo, no sé bien, intentar que ciertas palabras formen parte de un verso, y sin embargo, por qué no, qué razón hay para huir de ellas.

José Antonio Fernández ha dit...

¡Que artista! Sabes manejar las palabras con una soltura envidiable.
Un libro imprescindible para conocer tu universo poético.
Un abrazo fuerte.

© José A. Socorro-Noray ha dit...

A veces, sólo nos queda el riesgo del puenting.


Como siempre... bellísimo.

Es una gozada poder leerte.



Un abrazo.

Sarco Lange ha dit...

TREMENDO DELIRIO, AMIGA, IMÁGENES QUE PARECE FUERAN SACADAS DE UN ANTIGUO ATARCEDER.
BESOS
SARCO.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) ha dit...

Un poema lleno de vértigos que son compensados con palabras de sosiego. Es algo así como navegar en canoa por unos rápidos y desembocar en una pacífica laguna.
Un cariñoso beso, Marián y mis mejores deseos de relax para este verano.

Concha Vidal ha dit...

¿Alguna vez vas a escribir algo que esté remal??

Me da que no, ni siquiera sabrías.
Besotes, mi Prince, todo viento en popa.

Raúl Peñaloza de Moure ha dit...

Tienes una sensibilidad muy desarrollada, me ha gustado leerte.

Un saludo

Bibiana Poveda ha dit...

la casa, las cumbres, el desierto, el despojo, la ausencia, la carrera. pero, yo me pregunto, cómo es que hacés para que TODO se conjugue, y nos dé un POEMA?????
magia, talento, sensibilidad, creación...
recontrapuffffffffffffffffff, Marian!!!!
abrazo!

María Jesús Siva ha dit...

Una historia dura, me ha recordado a una película japonesa que vi hace años y que no he podido olvidar. De eso se trata, no? de no poder olvidar y de no querer hacerlo. Aunque los recuerdos no sean reconfortantes, cómo vivir sin ellos, sin aquella historia.
Un saludo

Albert Lázaro-Tinaut ha dit...

Un poema que va bajando, como el curso de un río de palabras bien enhebradas, colocadas a veces con atrevimiento en el verso, como dice Amando, pero que no acaban en un desbordamiento como en otros poemas tuyos, sino en la placidez dolorosa de la ausencia.
Muy bello, querida Marian.