dilluns, 8 de setembre del 2008

EL LUTO DE ESE PIANO QUE ME OBSERVA




La momia anticipada de las palabras
escritas sobre tu cuerpo,
palidece,
como un anacronismo obligatorio.

Hay soledad en los ruidos usados
en la tarde cabizbaja
en la sonrisa de un niño de luna,
en la oposición del aire
en el parto de unos ojos sobre el musgo
o en el latido cóncavo del vuelo.

Miedo sin rasgos de martirio
en la anchura de la respiración,
en la noche cerrada de la barba,
en el sabor de la ceniza
en el primer desnudo, detenido
en las órbitas ciegas de unos dedos.

Muerte en la ciudad que me sigue
en la rutina lenta de las aceras,
en el desmayo del abanico, en los cedros.

No, aun no quiero darme cuenta
de las paredes encanecidas
que apresan mi carne
en la última terraza de la mañana,
me bastan mis manos,
y el luto de ese piano que me observa.



--------------------------------------------------------------------------
Poema perteneciente al poemario No hubo apenas mar en el desnudo abierto de tus ojos, galardonado con el primer premio en el VIII certamen de poesía Leonor de Córdoba. Edita Asociación Cultural Andrómina.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

... y sobre el piano, somos pedazos de carne cerrada.

Marian Raméntol ha dit...

Lo somos, pero antes de desaparecer nos quedan muchos lagos de aceite donde atarnos, bebernos y reinventarnos.

Muicks!

Sarco Lange ha dit...

No nos demos cuenta, Marian Luminosa, no nos demos cuenta, y afinemos ese piano tú sabes en qué nota, y hagamos que esas sinfonías hagan germinar los geranios absolutos.

Millones de abrazos.

Marian Raméntol ha dit...

De acuerdo, Duende, pondremos a germinar a todos los geranios e invitaremos a las aves rapaces que te hacen compañía para que vengan a la fiesta... te lo prometo.

Besos en fa.