dissabte, 6 de setembre del 2008

LA ESTATURA COLOSAL DEL CRIMEN DE ESTE POEMA TUERTO




Estos son tiempos extraños,
llueve arroz en el solsticio de mis caderas,
con los ojos tan dormidos a estas horas
que no acaban de acostumbrarse a ahorcar los sueños
ni a desaparecer
en lo imposible de una transparencia acuática.

Hay cortinas de tiempo en los pasillos
y escaso oxígeno en las costillas del sepulturero
que no olvida a nuestros antepasados
disolviendo en té
la condena de haber estado vivos.

Pero yo tengo preparado un verbo inútil
que ha desertado ya de todos los padrenuestros,
y espera escondido entre mis líneas apilables,
para pasar de puntillas por las nalgas satisfechas
de este ciclón desnudo, que será quien finalmente,
autografíe la estatura colosal del crimen
de este poema tuerto.

Los cadáveres han empezado a cantar
y el invierno ha envejecido demasiado,
llegará el día en que nada evitará que te asesine
y cave una fosa donde poner a dormir
la piel de tus caballos de miles de cabezas.


--------------------------------------------------------------------------
Poema perteneciente al poemario No hubo apenas mar en el desnudo abierto de tus ojos, galardonado con el primer premio en el VIII certamen de poesía Leonor de Córdoba. Edita Asociación Cultural Andrómina.

4 comentaris:

Sarco Lange ha dit...

Hago el ejercicio de juntar a mis fanáticos y súper-producidos antepasados muertos con los tuyos, que apagando las hogueras de los míos, disuelven en té tales condenas, y eligen, Bella Marian, eligen de entre sus fotografías familiares al pariente que comandará tal revolución.
Exquisito poema, flamante metralleta.
Mil besos.

Anònim ha dit...

... hay cortinas de tiempo en los pasillos y en las azotadas máscaras delos verdugos,que se preparan para cambiar de oficio y aprender a usar la pala, para abandonar la silla eléctrica.

"escaso oxígeno en las costillas del sepulturero
que no olvida a nuestros antepasados
disolviendo en té
la condena de haber estado vivos"

Genial!!

Marian Raméntol ha dit...

La metralleta me la prestaste tú hace mucho tiempo, mi querido Duende, y a pesar de todas las lunas, de toda la lluvia, sigue funcionando a la perfección, esa metralleta es la mejor de mis alucinaciones.

Mil besos en Fa.

Marian Raméntol ha dit...

No dejarán de ser verdugos por más que cambien de estilo... hay que aprender a observarlos, creo que ellos también son de sangre.

Petons!