divendres, 29 d’agost del 2008

LA CAUSA DEL MAREO DE LOS TRÓPICOS



La causa del mareo de los trópicos
es el suicidio permanente de los sueños.

Yo los he visto encabronados
en la última palabra que surge de la espuma,
en la boca de los cocodrilos
adictos a las sesiones golfas de madrugada,
los he visto sobre el esqueleto de un tren fugitivo
antes de perder la dignidad
en los esfínteres de una madre,
con las caderas hartas de atardeceres de otros,
vecinos de nadie, centinelas de la geometría del horizonte
desde los cementerios.

Los he visto escarbar en la historia de celofán,
que tan seria se tropieza con la tarde,
y como todas las miserias importantes,
evacua nuestros nombres
sobre el huérfano caballito de la noria.

Los he visto callarse al borde de la cama,
con toda la vulgaridad de sus frentes rotos,
conduciendo tropas de vampiros
por el agujero de las jeringuillas,
con la siguiente parada pronunciándose hacia adentro,
en el rincón más húmedo de los ojos del verdugo
donde la muerte es un insulto de cal viva.


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Poema perteneciente al poemario No hubo apenas mar en el desnudo abierto de tus ojos, galardonado con el primer premio en el VIII certamen de poesía Leonor de Córdoba. Edita Asociación Cultural Andrómina.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Nuestros sueños no tienen permiso para suicidarse.
En tu caso el sueño eres tú.
Un petó!

Sarco Lange ha dit...

Yo los he visto cabalgar desnudos sobre la piel de un caballo de miles de cabezas y una de ellas es la de mi cuerpo vivo que se azota contra el viento sólo porque le gusta y cuando ya la velocidad es casi una irresponsabilidad se deja caer sobre el desierto (porque siempre cabalgamos sobre el desierto)con el único fin de fundar algo, una tierra, un país mísero y confundido, y no puede hacer nada -porque es un sueño herido- y ya los corceles se han fugado (siempre acaban por fugarse) y cae una noche hostil y entonces cava una fosa donde poder dormir, sueño que duerme, y se le ve cabecear como un niño maldito, como un feto encapsulado, como una hiena puta.
Sueños traidores, sueños pestilentes. Antes soñaba en futuros prósperos y soñaba con violines incendiándose frente a un vacío que nunca llegaría.
Sueños presentes, carentes de dientes y coágulos.
Sueños paisanos, sueños suicidados, imágenes de palmeras malditas y de aviones que nunca tienen un vuelo tranquilo.
Sueños pirómanos.
Sueños con falta de sueño, carbamazepinas y ravotriles ahí, a la vena, muletas para respirar.
Sólo quedan sueños con caspa.

Un beso forte.

Marian Raméntol ha dit...

Sé que no tienen permiso pero lo hacen, cuando no miramos...mientras dormimos....

Petons!

Marian Raméntol ha dit...

Sé que los has visto mi Duende... para ti no hay nada ciego, nada oscuro por disolver.

Mil besos en Fa.