(Fotografia original en: www.l4ado.com/fotos/nubes2q0992.jpg)
Todos tenemos más o menos
el mismo golpeteo bajo nuestras cabezas.
Roberto Cantele.
Hace mucho te prometí un poema azul
pero se me rompió el arco iris
y perdí las vocales por el escote de la espalda.
Ya no sirve de nada ser la princesa del mar
si la velocidad no nos despeina,
ni asistir a los partos de agua
porque las nubes son los únicos mecenas
de los viejos que lo son de verdad.
Ellos pasan las horas fumándose las calles
para envejecer un par de meses y contarse las canas,
porque saben que es preciso abandonarse al sol,
antes de que tengamos el pelo tan muerto como las manos.
Te lo dije,
no hay violonchelos en la noche,
tan sólo son los delfines de tu imaginación.
Pero no me escuchaste.
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