1.- ¿Quién encontró a quién, la poesía a ti o tú a la poesía?
¿Cuáles son tus primeros recuerdos poéticos?
Bueno, en realidad, y si es cierto eso de la herencia genética, podría
decirse que la poesía, de algún modo, bien podría haberme sido “trasmitida”, ya
que el primo hermano de mi abuela paterna fue un reconocido poeta catalán,
(J.V. Foix), y vete tú a saber si alguna combinación extraña en la cadena del
ADN influyó en esta tendencia mía a apuntar, oler, sentir y absorber cuanto me
rodea para intentar “versarlo” después.
No obstante, mis primeras incursiones en el mundo poético nacerán en
plena adolescencia, cuando el corazón empieza a buscar un lenguaje propio para
encontrarse. Por aquel entonces, el invitado de honor en mis escritos era, cómo
no, el amor-desamor, como la mayoría de adolescentes, imagino. Pero
curiosamente, mi primer “impacto” poético vendrá de la mano de la muerte. El
fallecimiento de mi abuela materna, (persona de gran importancia en mi vida)
significó un antes y un después, y puedo asegurar que es el único poema mío que
sería capaz de recitar de memoria.
2.- ¿A qué autores has
leído?
Imagino que ahora vais a sorprenderos, que yo recuerde he leído desde
bien jovencita; ya las aventuras de “Los Cinco” (¿alguien los recuerda?) me
acompañaron a lo largo de mi niñez. Es
curioso, pero cuando era pequeña y todavía no había aprendido a leer, uno de
mis juegos preferidos era sentarme en el sofá del comedor, con un libro abierto
en las manos, y hacer ver que leía en voz alta, con la ingenua intención de
engañar a mi abuela (sí, sí, ya lo sé, otra vez ella), que con sonrisa
socarrona, hacía ver que estaba absolutamente anonadada con mis dotes de
lectora. Por supuesto me inventaba de pies a cabeza cientos de historias, ya
que no sabía interpretar todavía los pentagramas de letras y más letras que
tenía ante mí. Los libros siempre me han
acompañado, pero curiosamente, mi tendencia siempre me ha llevado hacia el
mundo de la novela. Paradojas de la vida, ¡una devoradora de novela que escribe
poesía! Pues sí, así es. Hace muy poco que he empezado a llenar mi biblioteca
con poemarios, ahora están por todas partes, en la cabecera de la cama, sobre
la mesa, y ¡hasta en el lavabo! Pero de eso hará tan sólo dos años. Así que me
queda todavía un mundo entero por leer.
Aclarado esto, os diré que en mi mesita de noche, me acompañan
actualmente Claudio Rodríguez, Juan Ramón Jiménez, Jorge Urrutia, Luis Cernuda,
Joan Salvat-Papasseit, Gil de Biedma, Alejandra Pizarnik y Rainier María Rilke,
entre otros. Y en el bolso, apretujado como puedo, llevo a Vicente Huidobro,
que tiene la amabilidad de acompañarme en mis trayectos en autobús (si el pobre
se viera entre tanta llave, monedero, pinturas y demás enseres femeninos, me
maldeciría, fijo!)
3.- Cita tres poetas que debería leer si quiero ser poeta
Bueno, hay realmente mucho por leer, y a cuantos más podamos llegar,
muchísimo mejor, pero voy a citar a dos. Teniendo en cuenta mi tendencia algo
barroca entenderéis que Góngora y Quevedo me provoquen chiribitas en los ojos!
Su maestría para con las hipérboles y el oscurantismo del léxico me apasionan.
4.- Dime un libro que mejor ni abrirlo, ahórramelo.
Ahora viene cuando me juego el físico. Veamos, ante todo pido perdón
por si hiero alguna sensibilidad, ya que lo que voy a decir puede parecer a más
de uno una verdadera salvajada y probablemente lo sea a tenor de la celebridad
del Premio Nobel (entre otras muchas cosas) en cuestión, pero… con todos mis respetos, no puedo digerir a
Don Camilo José Cela. Lo intenté, lo prometo, y en más de una ocasión, pero el
único libro que pude acabar fue La
Colmena, y lamento decir que no he sido capaz de pasar de la
segunda página de Madera de Boj. Ojo, no pongo en duda en absoluto la calidad
literaria de Don Camilo, (pobre de mí, nada más lejos de mi intención), el
problema es, sencillamente, que a mí se me indigesta (ayayay… que ya siento en
mi cabeza los bastonazoooos). Mil disculpas, pero es mi opinión la que me
habéis pedido.
5.- El siglo XXI es la revolución de la imagen ¿Qué
futuro tiene la poesía como género en esta realidad ?
Yo diría que el siglo XXI es la revolución de la Comunicación, donde
todo modo de expresión tiene su lugar como forma de lenguaje. La poesía
es un lenguaje particular, donde el raciocinio espera en una esquina, alerta y
vigilante, mientras la magia y el poder del Verbo se magnifica, por lo tanto,
como herramienta comunicativa, tiene tanto poder como la imagen misma.
6.- ¿Qué opinas de la poesía virtual, qué espacio ocupa?
Internet abre mundos y puertas, y como todo, tiene sus riesgos. Hay algunos
portales literarios en los que podemos encontrar un nivel altísimo de calidad
poética dándose la mano con otros intentos no tan logrados, no obstante, yo
digo siempre lo mismo, los que ahora son Grandes, no nacieron sabiendo, por lo
tanto lo importante es seguir intentándolo, trabajando y tropezando
continuamente. Mi crecimiento personal, poéticamente hablando, se ha gestado (y
sigue gestándose) justamente en Internet, compartiendo mis trabajos
públicamente (la gran mayoría en este magnífico foro, donde siempre he dicho y
lo repetiré hasta la saciedad, se comparte mucho más que poesía) y aceptando la
inestimable colaboración de poetas como la copa de un pino, que han tenido la
generosidad de ayudarme en mi camino. Internet nos da la oportunidad de leer
hasta que se nos quemen los ojos, somos nosotros, en última instancia, quienes
escogemos en qué demorarnos y deleitarnos y en qué no.
7.- La poesía es un arma cargada de futuro... ¿Para quién se
escribe?
El poeta se dirige a todo aquel que sienta atracción por este tipo de
lenguaje. La poética, es, en definitiva y como ya he dicho antes, un medio más
de comunicación, y tanto puede ir dirigido hacia uno mismo, hacia la sociedad o hacia el individuo. No podemos olvidar que
todos los movimientos sociales se han originado siempre por la voz de alguien
denunciando la realidad, y a esa voz se le han ido uniendo otras, y a esas
otras, otras más, hasta conseguir mover el
curso de las tendencias y cambiar las cosas.
En poesía pasa lo mismo, ¿acaso no existe la poesía grito? ¿la poesía
denuncia? Cierto es que,
lamentablemente, la poesía, hoy en día, tiene un público muy reducido, y por lo
tanto su impacto no puede compararse, por ejemplo, al de la música. Pero no
dejan de ser voces, voces clamando y gritando, y yo creo que tienen también su
espacio y su peso específico en el ahora y en el futuro.
8.- Poesía eres tú... Háblame de tu forma de escribir.
La sensación empieza en el estómago, aunque pueda parecer mentira, es
una sensación muy concreta que he aprendido a diferenciar con el tiempo, cuando
se aloja ese nudo en el estómago alerto los sentidos, porque sé que algo se
está gestando, y me procuro rápidamente las herramientas básicas (aunque sea
una servilleta de bar y el lápiz de labios) para anotarla antes de que se me
escape y se pierda. Sobre el papel se deposita el esquema de lo que será un
poema, después viene el mimo, el trabajo sobre él, el vestirlo y desvestirlo
tantas veces como el poema lo requiera, hasta dar con su voz definitiva. Sólo
algunas veces, en aquellos casos a los que yo llamo “voces hondas”, sale un
poema que no requiere trabajo posterior, sale tal cual, y él mismo te grita que
tal cual quiere quedarse, pero eso se da en poquísimas ocasiones.
En mi poesía, no diré que a veces el Yo poético no surja, porque
mentiría, pero la mayor parte de las veces es mi Yo Vivencial el que se está
expresando, por lo que no puedo separar mi condición de mujer de lo que
escribo.
Y en cuanto a la preferencia por el verso libre, bueno… en mi caso, el
verso libre fue, al principio, en mi ignorancia e ingenuidad, la herramienta que me permitía cierta
libertad de expresión teniendo en cuenta mis limitaciones, (la gramática
poética y yo, teníamos por aquellos entonces serias reyertas). Con el tiempo, y
gracias a la generosidad de Poetas que quisieron compartir conmigo sus
conocimientos, aprendí (y sigo aprendiendo) el difícil arte de versar en libre,
que no es técnica sencilla en absoluto, y que también se rige por sus normas y
códigos, que aunque pueda parecer lo contrario, se basan en el rigor más
absoluto.
Hoy en día, lo que empezó como una herramienta que parecía la “menos
difícil” (craso error), se ha convertido en mi modo de expresión más genuino.
No obstante, en mi continuo afán de aprendizaje sigo experimentado, e
intentando hacer las paces con la métrica,
la acentuación y todo ese complejo y maravilloso mundo de lo poético.
9.- ¿Quieres contarnos algo de tu vida real (quién eres, estudias
o trabajas, donde vives, qué haces cuando no escribes) o prefieres el anonimato
virtual?
¡Madre mía! La poquita credibilidad que pudiera tener hasta el
momento, es aquí, cuando se viene definitivamente abajo, ¡seguro!
Si tuviera que definirme, lo haría diciendo que soy mujer que se deriva, se reinventa, se expande
o se contrae, dependiendo del reto al que se enfrente, y que nunca... nunca se
agota.
Ando dividida entre mi mar mediterráneo, en el que he crecido (nací en
la ciudad de Barcelona y trabajo allí), y mis montañas. Del mar he heredado
todo mi submundo, aquel que vierto en muchas de mis composiciones, entre
humedades, arena, sirenas y caracolas. Me conozco al dedillo toda la Costa Brava, sus rincones (los
accesibles y los que no lo son). Nunca me veréis estirada en la playa tomando
el sol, buscadme en el agua, con unas gafas de buceo y un tubo soy capaz de
dialogar con caballitos y estrellas de mar durante horas.
De la montaña…, de la montaña he heredado mi afán de Okupa de fin de
semana. Sí, ya sé que hay ciertas actividades que uno no suele realizar a los
casi 40 (todavía 39), pero es que yo voy
al revés del mundo, qué le vamos a hacer. Una de mis grandes pasiones es la de
rehabilitar masías abandonadas, prácticamente en ruinas, para evitar que mueran
ellas y toda la historia que encierran sus piedras. Eso implica limpiar
escombros, rehacer paredes piedra por piedra, replantar jardines, reparar
chimeneas o porches y lo que convenga, con la sana intención de que a su
hipotético propietario le entren ganas de volver a cuidar de ella. Y mientras
eso no sucede, las barbacoas a luna
llena y cielo abierto son una auténtica maravilla, como lo es ver una pared que
antes estaba desmoronándose, recubierta ahora de un magnífico rosal trepador
explotando flores.
A la pregunta de quién soy o
a qué me dedico, respondería que soy, principalmente, poeta en proceso de
evolución, que dejó olvidada la formalidad en un cajón para empezar a vivir con
las hiedras. Otra cosa muy diferente es cómo me gano la vida, que lo hago como
secretaria de dirección en una empresa inmobiliaria.
Vivo conmigo misma y con dos
maravillosos gatos en una casa de piedra, (de esas en las que las paredes
tienen 80 cm
de espesor), emplazada en un pueblecito a 45 Km de Barcelona, y escribo en una buhardilla
de madera (mi pequeño templo), con amplios ventanales y vistas a la imponente
montaña de Montserrat, a la que llaman también Montaña Mágica, y ya os avanzo que
aquí, un simple día de lluvia, se convierte en un espectáculo fabuloso. En un
entorno así.... ¿quién no encuentra a las musas?
Para acabar de perfilar este
lienzo un tanto “loco” sobre mi persona, os diré, a modo de anécdota que soy
grafóloga (cuidadín si algún día veo vuestro trazo de puño y letra...
jejejejej) y profesora de italiano (empecé mis estudios en Barcelona y los
acabé en Italia donde estuve viviendo un año), y os digo que os lo cuento a
modo de anécdota porque no ejerzo ni de lo uno ni de lo otro desde hace ya
mucho.
10.- En este espacio irá un poema tuyo, éste ¿por qué lo has escogido?
He escogido este poema porque creo que es como una especie de
autorretrato, con el que me siento muy identificada.
POLIFONÍA
DE MUJER.
Puedes
verla aniñada, con mil besos al cinto,
margarita
en la melena, guiño de arenisca limpia
que
busca corretear los cielos, modestia en la mirada,
algazara
por atuendo, zaguán de juegos mozos
y
estampillas de colores, como amarres
en la
hora de la siesta.
O quizá
sea la princesa del espejo,
en el
nombre que pronuncias sólo a medias
entre
acorde de guitarra y musgo océano,
a la
que sonríes primero y le recitas trovas
mientras
junio se te escapa sin retoques.
Tal
vez, sólo sea espejismo de mujer entera
y le
descubras escama-piel entre los dedos,
azul
líquido en las manos, sireneando mares sin vigía,
en puertos
de nubes rotas, zarcillo al hombro.
A menos
que despiertes y la reconozcas,
hechicera
indiscutible de otras realidades,
(tan
ciertas, tan de siempre)
caricia
de soplo interno que se instala en las raíces
y
galopa brío abierto hasta el centro de tu alma.
Posiblemente
sea mucho más, albas, noches,
un
lucero silencioso, el ámbar desgranado.
A lo
mejor es ella la durmiente en tu pecho,
la que
escribe con los ojos, dueña-madre-hembra,
polifónica
derrama de mujer.
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