dimarts, 7 de juliol del 2009

YO, COMO MALLARMÉ, ME TAPO LA NARIZ FRENTE AL CIELO



Las palabras portuarias
fondean la respiración despacio
como se hacen las cosas importantes,
y en las esclusas, cargan con el peso del sonido,
con el sudor de su plegaria dilatada
en sus mares de clausura,
se alimentan de las tónicas heces de sus madres,
prosódicos animales de brea en canales dragados,
malolientes, escamas de lujuria átona sobre la saliva.

Las sílabas astilleras hacen blando el olvido,
los muñones del trazo
saben cómo esconder las vísceras de tinta,
para que nadie sepa dónde fue a parar
el signo de interrogación de su sangre,
el color de su desesperación
al llegar al borde de la blancura, al abismo
vertical de la página que muere al abrigo de las aguas.

En ese escenario venenoso de martillos y punzones
donde la soledad de los containers es un paraíso
yo, como Mallarmé, me tapo la nariz frente al cielo.

Las letras que mueren en el dique de la boca
deberían tener un réquiem en cada muelle,
un libro donde amarrar por última vez el iris
para que la gaviota, fiel, estire el calendario
hacia el infierno y reafirme con el pico su existencia.

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14 comentaris:

Anònim ha dit...

y al final lo único posible es escribir, y a veces tampoco

Ana Muela Sopeña ha dit...

Muy buen poema, Marian, como todo lo que escribes.

Besitos de luz
Ana

Adrian Dorado ha dit...

Huelo el tufo de la impersonalidad portuaria en las aguas del estanco
antes que el día dispare su trajín de moho inacabado por entre los conteiners bajocromos de un gris perplejo y por sus geometrías indecentes que no me cuestionan el orden antinatural como si fueran sardinas ensimismadas a punto del festín de cuanto lumpen pispee una mejicaneada en tierra de agua salobre u orin de rancios capitostes montados a lomo de esas gaviotas ensoberbecidas de tanto contra bando y respiro entonces tranquilo aunque me tape la nariz pues hoy tu decir es pinturita y hasta digo la palabra armonía porque vengo del rincón de la cuyana y temí que las dos juntas me dejaran arrugado como charque al sol colgado y nauseabundo pero no fue tan esperpéntico pues regreso manso y andando luego de un beso que te voy dejando porque no hay razón para dudar de mi quererte así que lo repito sin demora lo inmensamente disfrutable está en leer TE.

Pedro Ojeda Escudero ha dit...

Qué difícil es que la palabra quiera fijarse: de ahí que tengamos que salir a buscarla en ese paisaje que cantas.

Laura Gómez Recas ha dit...

¡Cuánto hay de portuario en esas palabras! El ambiente, el olor, la cosquilla retorcida de la intuición que hace taparse la nariz.

Argumento sólido el que dejas en el poema, con palabras no vividas, pero sí con vida (escasa, maltratatada, algo inútil).
"...los muñones del trazo
saben cómo esconder las vísceras de tinta..."

Leer una y otra vez la última estrofa, penetrando en los rizos de la sintaxis es un placer... es delicioso.

Un beso,
Laura

lobo rojo solitario ha dit...

los puertos son los PUESTOS de avanzada del hombre sobre el mar. El ser humano es la bestia feroz del planeta. Invade, arrasa se prepara para la guerra, pero en el mar no hay ningún ejército. ni el mar ni las criaturas q lo habitan se defienden en forma mancomunada. La bestia feroz destruye, asesina, quiebra la armonía. Eventualmente algún tiburón solitario, un caracol de cono o una fragata portuguesa hacen una justicia unipersonal no premeditada. saludos y felicitaciones por un poema q merece ser releído más de una vez. Lobezno

"Yo En Resistencia" ha dit...

Las letras que mueren en el dique de la boca, deberian tener un requiem en cada muelle...

Cuán simbolicas palabras...

Me ha parecido maravilloso este verso, poema o requiem...no sé...

Un abrazo Colega!!

thoti ha dit...

.. ¡pero que bien escribes, Marian!..
..besos..

Anònim ha dit...

Como siempre que poso mis ojos en tus versos, el aliento se detiene y se oxida la garganta.
Ojala que ese final deseado se cumpla y las gaviotas cumplan con su destino.
PAZ

© José A. Socorro-Noray ha dit...

El poema entero es una joya, pero la última estrofa es pura poesía. ¡Es sublime!

Demasiadas voces mueren en nuestros labios
antes de llegar a ver la luz del sol.

Un abrazo

PS: Gracias por tu último comentario. Sabes que te admiro profundamente.

Fermín Gámez ha dit...

"donde la soledad de los containers es un paraíso"...

Me quito el sombrero.

Bibiana Poveda ha dit...

sólo podría decir que te admiro, otra vez, y en cada uno de tu poemas. tengo la sensanción de esa picapedrera, que se queda muda al encontrar el diamante.
abrazzzzzo-te, poeta!

Emilio Ariza ha dit...

No tenemos nada más que palabras y escaso tiempo, que se escapa como un desertor sin poder hacer nada. Abrazossssssss

Anònim ha dit...

"En ese escenario venenoso de martillos y punzones
donde la soledad de los containers es un paraíso
yo, como Mallarmé, me tapo la nariz frente al cielo."

Mallarmé se caería de culo.

Muac!