dilluns, 6 d’abril del 2009

DOS PAUSAS SIN PASAPORTE QUE HUYEN A LOS LÍMITES DEL HOMBRO



Mi sangre ha capitulado, su lengua inflamada
chupa la excesiva temperatura de su feminidad,
la rotura inminente de mis hijos,
su alma negra como la bala sobre el ciego,
su soledad descalza, el aborto entre una distancia y otra,
la palabra asesinada antes de su iniciación
en la boca de los verbos aun niños.

Me queda el dolor del barro cuajado en las pupilas,
los sueños obesos de tristeza,
la violación del pecho en los charcos,
la humana ferocidad del hambre en la última maleta,
los osos de peluche que rugen por el ombligo,
y un par de souvenirs de plástico apasionado y enérgico.

Siento la coz puesta en pie
como la luz cuando señala, obstinada,
la arruga del espejo, la locura en los pómulos,
el crimen sobre la hiedra, unos ojos cerrados con llave,
el dramatismo del día y su cojera, dos pausas sin pasaporte
que huyen a los límites del hombro.

Siempre ha sido así, a lo largo de todas las muertes
a las que siempre llego tarde.

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Abril 2009
Poema publicado en el espacio dirigido por André Cruchaga, Arte Poética. Diciembre 2009.

22 comentaris:

Poeta Carlos Gargallo ha dit...

Magnífico como siempre, felicidades, me encantó, un abrazo.

Emilio ha dit...

Dramático y hermoso.
Estupendos los dos versos finales.

Saludos.

Anònim ha dit...

Dignos versos de la escuela de Baudelaire. Excelente!!!!

Pedro Ojeda Escudero ha dit...

Lo malo de la muerte es precisamente eso, que siempre nos pilla a destiempo.

Sir Bran ha dit...

Precioso el escrito, con pequeñas metáforas y extensiones del significado. He ido leyendo sobre ti y tus libros, y no me cabe duda de que la literatura debe estar contenta de contar contigo.
Felicidades Marian!

Emilio Ariza ha dit...

Sin duda es mucho más cruel la vida que la muerte , pedazo poema , abrazos fuertes

Anònim ha dit...

El párrafo final, una pasada, un broche de lujo, te digo. Al leer tus letras uno se da cuenta de que sea cuál sea el mensaje, la caligrafía es seria y las imágenes elaboradas. Me gusta la gente que hace bien su trabajo.
Un saludo.

Angeles Fernangómez ha dit...

Marian, cielo, estoy aquí después de este impás que me estoy tomando. Primero muchísimo trabajo literario y no literario y ahora... un poco de descanso. Pero voy volviendo.
¡Tu poema! Ay, qué final tan sobrecogedor... Me fascinó ese símil del verbo niño, qué bueno.
Un abrazote, amiga.

Giovanni-Collazos ha dit...

Me gusta mucho el último verso, me siento tan identificado con él...

Un abrazo.

Gio.

Felipe Sérvulo ha dit...

Me parece excelente. No me sorprende, te leo y te admiro.
Un abrazo.

Bibiana Poveda ha dit...

Creo que ya te dije sobre estas pausas, Marian. Me mató este poema, me deja con esa amargura de cara de oso de peluche, de helena, de sonajero, ese cuerpo, vivo, de dónde salen tantas tantas muertes.
Lady, mi admiración y abrazo.

© José A. Socorro-Noray ha dit...

Exquisito. Es un enorme placer leerte y disfrutar de tu creación artística. Los dos versos finales son magistrales.

Gracias por tanta belleza.

Un abrazo

MiLaGroS ha dit...

Muy hermoso , aunque muy triste. Te mando un beso. milagros

adaev ha dit...

la vida es a menudo la suma de todas nuestras muertes,gracias por el poema.

Maga h ha dit...

Guauu Marian, uno siempre llega tarde a las muertes!!
Es impecable lo que decís.

Un abrazo

Magah

rodri ha dit...

La belleza de tus metáforas, tu uso del lenguaje...estremecedor....¿Llegaremos tarde también a la nuestra?

Mamen Alegre ha dit...

Al fin la muerte siempre es igual de tan distinta.
Leerte es un lujo.
Un abrazo fuerte Marian

Ana Muela Sopeña ha dit...

Eres buena, Marian, muy buena.

Besitos
Ana

Anònim ha dit...

Un cubículo sagrado, una mujer hecha de vientos, un sueño más que eterno, Lady Sombras.

Anònim ha dit...

Recuerdo una noche, que te rugían los osos por el ombligo, no había forma de dormir y les dimos comida para pájaros para que se calmaran.
Pero nuestros osos no se calman, y aveces se nos comen las cabezas.

Otro día, me dijeron los verbos que había muerto, me vestí deprisa, pero un rugido había puesto mis zapatos de bruma bajo las sábanas. Entonces llegué tarde a mi muerte, y perdí el turno por esa vez.

Muac!

Carlos Serra Ramos ha dit...

Un precioso poema, Marian. Un tema que encoge el ánimo desde el principio y que va increscendo a lo largo del poema hasta rematar excelentemente en sus versos finales. Un poema en tu estilo inconfundible y único.

Me alegro infinito de tu compañía en SIGLO XXI. Tu poesía en ese sitio le da una pincelada de buena poesía contemporánea que se agradece.

Un beso, mi niña. Si el 23 estoy en BCN pasaré a escucharos.

Carlos
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Bismark Estrada ha dit...

Impresionante manejo de imagenes el tuyo, logras crear esa atmosfera en la que el poema se fluye... un final estupendo.

Saludos.