dijous, 22 de gener del 2009

CIENTO SIETE PASOS HASTA LA HORCA


Fuente de la fotografía: http://weblogs.clarin.com/itinerarte

Hasta los secretos se desangran
a este lado del poema, hay dolor,
como en tus ojos, último destino de los pájaros
al escuchar el estertor del mundo
y todo el escándalo en sus plumas.

Una herida en la pared que adquiere cuerpo,
la luz agujereada por treinta monedas
como balas
que ya no se revela en mis zapatos.

No sé si resucitaré otra vez,
pero no esperes que los versos se rindan
como proyectiles de la barbarie,
por más cadáveres en mayúsculas
que nos devuelva el tiempo,
jamás olvidarían la autoridad del color rojo,
ellas, las palabras,
no pagan entrada en los museos.

Una camioneta al final del camino
comprende mi soledad
y la abraza sin contemplaciones.

Ciento siete pasos hasta la horca,
hay tanto silencio aquí,

y eso que dicen que en los musicales
nunca pasa nada malo.
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Poema inserido en Biblioteca Digital del siglo XXI

13 comentaris:

Giovanni-Collazos ha dit...

Tu poema describe cierta sensación que me embarga, a veces, por estos días.

Me gustó.

Un abrazo.

Gio.

Marisa Peña ha dit...

Cuando leo el poema siento que me envuelve una bruma de imágenes oníricas que me llevan de la biblia a las guerras, y de allí a un oscuro callejón donde muere un hombre sin nombre, y de allí vuelvo al profundo dolor de los secretos y a los pájros que ya no pueden más... Es fantástico de verdad, toda una experiencia poética de las buenas leerte, querida Marian. Un abrazo, "poeta promteica que nos traes el fuego y la palabra".

Emilio Ariza ha dit...

El poema sangra
como un animal radiante
que muere en su jaula de oro,
no para revelarse
como una profecía
o suplicar clemencia
a los ojos del gran
cazador sagrado,
no para morir en los brazos
sin vida de esta muda página.

Tan solo ofrece
su ajado cuerpo
como alimento
a la voracidad del olvido.



Te dejo este poema para que te acompañe en el silencio camines por donde camines , quizás sea un inútil equipaje, pero puede que te sirva para ahorcarlo je je je , Besos

© José A. Socorro-Noray ha dit...

Es aún peor cuando las palabras
se desangran en los silencios,
cuando la muerte no tiene nombre
y se ahorca en secretos.

¡Es un placer leerte!

Un abrazo

Antonio Martín Bardán ha dit...

Hola, Marian.
¿Y no puede el protagonista de tu poema subirse a esa camioneta del final del camino, y escapar de la horca?
Lo digo, porque necesitaba un alivio. Tus versos me habían metido en escena.

Saludos

GEORGIA ha dit...

"No sé si resucitaré otra vez,
pero no esperes que los versos se rindan
como proyectiles de la barbarie,
por más cadáveres en mayúsculas
que nos devuelva el tiempo,
jamás olvidarían la autoridad del color rojo"

Querida, estos versos en particular hacen eco en mi cabeza...y en la situación que vivimos hoy en mi pais, me los llevo y los pongo en mi bolsillo ;)

te abrazo

ALBERTO NAVERO ha dit...

Estimada Marian, paso a saludarte "con todo el escándalo en las plumas" desde el rincón donde me encuentro, mirando el Pacífico sur.
Un abrazo para tí y seguiré visitando tu grato contenido.

Trapelakucho

MarianGardi ha dit...

No entiendo el significado de lo que dicen tus palabras, pero sin duda es hermoso todo.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero ha dit...

Quizá es la única forma exacta de vivir: contando esos ciento siete pasos.

TrasTera ha dit...

Y desde el paso número 1, observando el cruel balanceo de la soga. Tus palabras no tienen piedad para los ojos que se identifican con estas imágenes. Qué soledad más inmensa, por más que te comprenda, la de la camioneta...

Un abrazo!

Maga h ha dit...

Marian, siempre genial. Es ya un sano vicio pasar por aqui.

Cariños!!
Magah

Anònim ha dit...

Tú y yo conocemos la verdadera música del holocausto.
Hay musicales con banda sonora en núcleo atómico, y con finales en agujeros de bala.

P.S.: Pero todo sigue sonando.

saint ha dit...

Marian,que mezcla de sensaciones.Es escalofriante lo que cuentas pero el tono poético es impecable.
Te dejo un beso.