dimarts, 18 de novembre del 2008

PODEMOS SEGUIR LLAMANDO CIELO AL CIELO MIENTRAS NO IGNOREMOS SU CONDICIÓN DE CEMENTERIO



Las profundas ojeras de las plazas en domingo
no se deben a su pretensión de competir
con el azul cerúleo de los altramuces
o a la práctica del botellón,
no señores,
se deben al cada vez más cercano conocimiento
de los bosques sobre ruedas,
de las nubes forenses que no son más
que el negro peluquín que pierde el río
en su escandaloso peloteo con el sol,
y de las señales de Stop embutidas
en los ojos de la madrugada.

Mirad sino las tertulias semanales de las piedras
que debaten seriamente
sobre la escasa ropa interior de las salamandras,
o sobre el convencimiento interno de que
el mundo sigue colgado por los pies
abriendo el estómago para engullir
alguna migaja del jadeo mecanizado de los ángeles.

Y a pesar de todo todavía hay lugares
en los que el viento reza y espera
a que la mujer oruga vuelva, una vez más,
con su lento peregrinar hacia Thalassa.

No sé si alguien tiene la talla moral
para explicarle al viento
que el verdadero altar
lleva siempre puestos los muslos
y que podemos seguir llamando cielo al cielo
mientras no ignoremos su condición de cementerio.
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Poema perteneciente al poemario galardonado con el I Premio del III certamen de poesía de Villa de Ingenio 2008. Las Plamas. "Pretendo que un guerrilla de poemas ataque de improviso el ático de dios"

14 comentaris:

Anònim ha dit...

Qué gran!
Los del jurado tienen una semana reservada en el balneario de los versos.
Un lugar para que los lectores profanos, recuperen su cordura.
Pero algunos sabemos que no hay nada que hacer, leer a Marian instala una locura necesaria en los dedos y en la córnea. Una locura imprescindible.

Giovanni-Collazos ha dit...

Excelente poema, Marian. Bien merecido el premio. Este poema me gustó mucho.

Un abrazo.

Gio.

Sarco Lange ha dit...

Completamente de acuerdo con el Gran Patibulario; orgía de versos fue lo que cautivó a los señores del jurado, que quedaron de ahí en más como jur-hados.
Rutilancia, hermana mía, pura rutilancia (no sé si existe esa palabra), rutilancia y una exquisita actitud.
Desde esta esquina te saludo con todas las reverencias.
RC/SL

Walter Portilla ha dit...

Marian, bueníssssimo. Me encantó desde el título, me ha hecho pensar mucho. Ya no quiero ir al cielo, quiero perpetuarme aquí, en el suelo.
Te abrazo y te agradezco la visita. Siempre llegas, no te quedas, pero llegas. Ya regreso.

Luisa Arellano ha dit...

Me bajé el poemario y lo estoy leyendo... cómo disfruto!

Vago por esos mundos de las palabras que secuestras para que digan lo que tú les ordenas y ellas dejan su antigua forma y te obedecen mansas.

Un abrazo, mi niña.

TrasTera ha dit...

Fabuloso poema Marian, imágenes impactantes, la contraposición reforzando el lenguaje. me ha gustado mucho tu sentencia incontestable.

Un abrazo

Marian Raméntol ha dit...

Benditos sean los locos que no quieren curarse, benditas las córneas y los dedos disparatados, bendito tú por estar conmigo.

Tuya
M.

Marian Raméntol ha dit...

Gracias Gio, es parte de mi mundo alucinógeno, me alegro de que te dejes sumergir en él.

Besos
Marian

Marian Raméntol ha dit...

Mi querido Duende, tú tienes siempre un magnífico sillón reservado en mi casa, con la botella de vino, pan y queso (del bueno) esperándote, los sabes tú y los saben tus aves.

Mil besos en Fa.

Marian Raméntol ha dit...

Gracias Walter! pues perpetuémonos aquí, en nuestras esquinas y sótanos, hagamos de nuestras habitaciones el mejor de los cielos, que para eso somos poetas, y podemos.

Un gran abrazo
MArian

Marian Raméntol ha dit...

Luisita... saldrá publicacdo en papel para navidades, y por supuestísimo, cuenta con uno!!

Mil besos
MArian

Marian Raméntol ha dit...

Gracias Elisa, hay sentencias que nacen de la piel y el esparto...

Mil besos
Marian

Bismark Estrada ha dit...

Leo y releo este poema porque es fantastico...

El ultimo parrafo es genial...

Me gusta leerte

Abrazos

Bismark

Marian Raméntol ha dit...

un millón de gracias por tu mirada, Bismark, me alegro de que vengas a mi casa y te quedes a cenar con mis poemas.

Un gran abrazo
MArian