dimarts, 30 de setembre del 2008

TÚ MIRANDO LA ESCENA Y YO TRAGANDO HUMEDADES



Me regalas pájaros de chocolate
sobre horizontes tan arrugados,
que ni siquiera caben en el cajón.
Pero yo siempre tuve la mirada
de los que ven más de lo normal
y las hebras del tiempo
llevan haciéndome entretenidos dibujos
desde hace tanto,
que reconozco al cuervo adolescente
asomado a la mentira de las calles,
la cicatriz del viento abrazada al mundo,
ese océano que agita al náufrago hasta hacerlo sangrar,
hasta verlo derretido
sobre los arenales del sexo conjugado
en futuro simple, por vocación,
y nado
como en un sacrificio,
una ofrenda entre los cadáveres que alimentas por las noches,
porque los sueños sucios
llevan en la boca mi supervivencia
y mastican la obscenidad de la tarde
y el rastro que dejan entre las cejas
los barcos ebrios de pensamiento
ellos navegan sin importarles las señales de socorro
que hacemos,
tú mirando la escena y yo tragando humedades.

3 comentaris:

Sarco Lange ha dit...

Un gusto que hayas vuelto a rodar sobre estas arenas, sobre estos blogs de la inmisericordia, atados a cuanta alquimia de urgencia pueda existir, un grito, una pelgaria, un poema como el que acabas de publicar que no sé por qué suena a un junio (por aquí) y un enero (por allá).

Un placer volver a escucharte, un gusto verte volar de nuevo.

Abrazos ciertos.

Marian Raméntol ha dit...

Hay poemas sin tiempo mi querido Duende, porque las urgencias no tienen fecha de caducidad, tú lo sabes bien.

mil besos en Fa y un abrazo inconmensurable.

Anònim ha dit...

inquietante poema, necesito nuevas lecturas para disfrutar cortandome con sus afilados filos