dilluns, 7 de juliol del 2008

OCHOCIENTAS BALAS




Dices que soy tu travesía más ancha
que adivino todos tus pasillos cuando crucificas la ciudad
y te dibujo caballitos de sangre entre las manos
pero en los escaparates de mis versos y lagartos
te aseguro que todo cabe
en montones de cajitas de cartón.

La diarrea de una adelfa, el aborto de la tuera
el vómito del acebo, todo,
incluso la adormidera marina y el café
en montones de amuletos de cartulina.

Aunque por no contradecir al sol cuando exagera,
yo te ofrezca ochocientas balas en el escote
de una muñeca rota
por donde pierdo el silencio, -esa pausa para la respiración
cuando todo juega a las carreras-,
y vaya con mucho tiento
para que no me atropellen las orillas.

Siempre hay un instante en los meridianos
para acordarnos de aquellos
que nos acompañan en estas jaulas abiertas,
ochocientas balas alineándose con el resto del calcio,
los tendones y los giros,
pronto podré conducir de nuevo, el coche o una vida
rescatada de cualquier esquina.

6 comentaris:

Sarco Lange ha dit...

ochocientas balas alineándose con el resto del calcio,
los tendones y los giros,
ochocientas cámaras
ochocientas miradas
en un ojo solitario
que hará que esas balas
impacten tu glorioso cielo
para que lluevan miles de colores
miles de familias que te cobijarán
en esos momentos
en que todo es tan difícil.

* 2 << Deux >> 2 * ha dit...

En las palabras, imágenes claras y vivas del estrangulador sentimiento, fue por este intersticio que pude robarles su intimidad y por unos segundos lograron no ser espejos de mentiras.

Muy buen texto, te invito a cruzarte a los míos: www.lamonotoniadelpendulo.blogspot.com

Marian Raméntol ha dit...

Sí mi querido Duende, todo es extramadamente dificil, pero mientras siga teniendo ojos en la punta de los dedos, seguiré respirando.

Mil besos en Fa.

Marian Raméntol ha dit...

Muchas gracias Deux, visité tu bitácora, y me reconocí.

Gracias por entrar y dedicir quedarte.

MArian

Sarco Lange ha dit...

No Marian, no es preciso perder la fe y mantenernos en Fa, ahora más que nunca es urgente abrigarnos con las alas mágicas, esas que mantenemos guardadas para los momentos difíciles, abrirlas independientemente de lo que dicta la temida medicina....Sé que tienes una medicina del alma aun más poderosa que la de ellos, y sé también que escribes los mejores poemas del mundo.
Toda la energía parea usted, Lady Esperanza.

Marian Raméntol ha dit...

Si tú crees en mi, mi Duende, yo no podré dejar de hacerlo.

Gracias por estar tan cerca siempre.