Fotografía: El Mercurio |
El amor nos creció como los asesinatos
Raúl Zurita
Se me han roto los puentes
que escondía bajo el mantel,
las cruces compiten con mis molares
en el tintineo metálico del miedo,
cavo frente a tu puerta amaneceres
donde mi sueño despierto
reniega y me grita que no hay necesidad de moverse
tras el último crujido, que ya lo dijo Zurita.
Nos mueren las manos, nos lloran los huesos
se interrumpen los ríos,
y nos bautizamos en la herida final
abrigada tantas veces por la luz del cartón,
por la espada de leche, por el motín de un pirata
pequeñito, que confundió una bala
con el beso del aire, y ya no le hizo falta moverse
tras el último crujido. Zurita tenía razón.
Poema de mi próximo libro "Primaria, decisiva e inaprehensible"
2 comentaris:
Razón tienes Marian, en un texto con tu estilo cargado de emoción. ..
Besos.
madre mía, Zurita!
Zurita, por obvias razones, señaló en parte el trazado de mi vida, allá Chile!
"...y esto íbamos recordando
y nuestros gemidos estremecían las paredes"
[de 'Anteparaíso']
No solo Zurita tenía razón:tú, igualmente, Marian
Besos
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