Federico Gallego Ripoll
El génesis de mi mirada
reside en los muñones del día
cuando se golpean el lechoso pezón
para colar las palabras de hierbabuena
por las ranuras de los muros,
aligerando las cunetas de golpes y fríos
al oír el aire acunando
los desmayos de tanta vida
apresurada, de tanto futuro envuelto
en zanjas boquiabiertas.
El origen de esta humedad que me agosta el vientre
está en el murmullo de los besos
escondidos en el mar que me cabe en la maleta,
en la boca endurecida de este cielo que nos tose
y nos replica, en todos los amaneceres que recibo
cargados de paladares anónimos
que me salivan lentos y sin anestesia.
Es difícil sangrar más por esta sangre tatuada
con el nombre de todos los milagros
leídos sobre el cuerpo,
me pesa la mañana en los ojos cuando
ya no puedo imaginarme acristalada,
cuando dejo de arder y el incendio mismo
se atrinchera en mis encías.
Pierdo peso y me contagio del ayuno de mis frases,
del invierno que regresa
a mis párpados quemados y extravía
para siempre mi cintura, pierdo agua,
y unas manos imposibles vienen a vaciarme
más allá del vacío.
Marian Raméntol
5 comentaris:
.....sigues revolviendo cada latido, cada impulso
¡Campeona!
¡Campeona!
Rompe moldes tus poesía y su fuerza hace que crujan los sentimientos.
Un beso.
no habremos de achicar el mar
y dejarlo ahí, bien ungido en su maleta
qué sensaciones, Marian!!
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